jueves, 3 de diciembre de 2009

Recordando un noviembre de 1978 en Monclova Coahuila (actualmente)

Una mesa, sí una mesa muy grande, más de tres metros de largo. Nunca la medí, pero era de más de tres metros. Tenía al menos un metro veinte centímetros de ancho. Casi tan ancha como una cama matrimonial. Recuerdo que ese día hacía frío cuando me desperté. Sí, sí, claro, dormía en la mesa, no había casi nada más en esas "oficinas".
El local había sido cantina, según me dijeron los del grupo verde, que fueron los que pusieron el dinero para el depósito y un mes de renta.
La construcción estaba en muy mal estado. No contaba con agua ni con luz eléctrica. El agua la conectamos a los pocos días como si fuéramos piratas. Por cierto lo de piratas casi no se usaba en aquellos tiempos, todavía sin computadoras ni estos avances electrónicos actuales con que se piratean música, películas y hasta libros.
La excantina, dos cuartos, uno de casi tres metros de largo y el otro de cuatro, separados por un portal de pared a pared, tenía los muros descascarados y el techo de vigas mostraba lugares donde parecía que las goteras serían enormes. Capas de lodo seco y endurecido cubrían el piso y sobre ellas había más capas de polvo acumulado durante los años en que el local no se había usado. Menos mal que el mingitorio funcionaba y ya no apestaba como suelen oler los orinales en las cantinas, que en aquel entonces y en Monclova tenían prohibidísima la entrada a mujeres.
Pero estaba hablando de la mesa de la que me levanté aquel día. La habían traído los verdes. La tomaron de no se qué oficina sindical. No recuerdo si de la de la sección 147 o de las oficinas que Napoleón les montaba a “sus grupos”, fueran azules o rojos.
Tras despertarme y bajar de la mesa me senté en una de las cuatro bancas corridas también conquistadas por los verdes. Contemplé con orgullo, en el otro extremo de la mesa, el viejo mimeógrafo de alcohol (tendría que aprender a usarlo) igualmente aportado por el grupo. Había sido una suerte contactarlo. Lo que me parecía curioso era que Fernando Cublero, que fue quien me dio las señas para que localizara al grupo verde, no se apareciera nunca con ellos, sino un poco antes o después y que no hubiera cooperado en nada para montar la oficina. No teníamos claro si aquello era local oficial de los verdes o local de mi partido que empezaba a formarse en la ciudad. Al menos yo me hacía ilusión de tener por fin una oficina partidaria. El tiempo aclaró las cosas cuando en la excantina empezaron las reuniones de campesinos y de obreros de la sección 288, además de otros de la sección 147 que no habían sido verdes. Poco tiempo después de rentar el local el grupo de los verdes dejó de identificarse con ese nombre. Mis ilusiones me hacen pensar que se sintieron militantes del partido y aunque se interesaron poco por la política general, en torno a esa mesa se hacía una gran actividad de política sindical. Desde esas “oficinas” el grupo de obreros de la planta dos de Altos Hornos, pertenecientes a la sección 288 del Sindicato Minero Metalúrgico (SNTMMSRM) empujaron decididos aquella famosa huelga de los 21 días en contra de todas las fuerzas que se le oponían. Junto con una muy amplia base obrera no organizada formalmente se lograron mejoras en el contrato colectivo, a pesar de la empresa, de la dirección nacional del propio sindicato y de los charros locales que dirigían la sección a las ordenes de Napoleón.

–Está bien. Ya párale. La verdad es que tus recuerdos están muy confusos. Ponles un poco de orden antes de seguirnos contando. De por sí entre nosotros no sabemos quién es el narrador de lo que escribimos y todavía tú llegas de no se sabe dónde a poner más confusión. Platica con Felipe Gómez. Él tiene sus recuerdos más ordenados. Y no vengas a meter más caos en lo que ya está muy enmarañado.

5 comentarios:

  1. Una de las cosas que se va metiendo en mi, por ejemplo de tus escritos es la derivación de las palabras castellanas que en América (aquí México)toman; y aun siendo del mismo tener se paren poco a lo que se habla en España; por ejemplo: "y ya no apestaba como suelen oler los orinales en las cantinas"; por lo que colijo que 'orinales' son los mingitorios o wateres públicos de esos establecimmientos; cuando en España 'orinales' serían varios recipientes parecidos a cazuelas donde se recoge la orina y que generalmente se colocan debajo de las camas.
    Recuerdo que Max Aub decía que poco a poco -nosotros no lo veremos- el castellano de América se diferenciará tanto que llegará a ser otro idioma; ese proceso, añadía, quizás será más lento por los nuevos medios de comunicación pero al final llegará.
    Otro caso, no el mismo, pero parecido son términos del castellano aquí perdidos y allí de plena actualidad; a este respecto me decía el escritor Eusebio García Luengo haberle oído a un gerrillero sandinista decir 'antier' que aquí ya no se usa; o a Fidel Castro hablar de la 'coyunda' del capital imperialista; y 'coyunda' apenas se utiliza aquí y menos en términos políticos.
    ¡Qué rollo te he metido

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  2. Del mismo tenor, quise decir

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  3. Otra corrección: Del mismo tenor se parecen poco...
    ...guerrillero...

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  4. La palabra "orinal" es de poco uso en México (tal vez ningún uso) y yo, ahora veo, la usé mal. Escribí un renglón arriba "mingitorio" y por no buscar otro sinónimo usé "orinal" pensando que todos entenderían también mingitorio. Water no se usa en México para el lugar donde se orina únicamente, sino para lo que también llamamos la "taza del baño" (o más familiarmente "trono", que al rey español no debe gustarle que así lo nombremos).
    En cuanto a los recipientes para orina, parecidos a cazuelas, que se guardan debajo de la cama en México los llamamos bacinica o con una palabra más arcaica "bacinilla". Aunque los jóvenes y niños modernos ya no las conocen ni usan esos nombres y no entienden el viejo refrán que dice "orinar fuera de la bacinilla".
    En canto a la corriente que nos está llevando a tener idiomas diferentes en los países hiberoamericanos, estoy totalmente de acuerdo. Cuando yo era niño se decía anteayer, palabra que ahora nadie usa y fue reemplazada por "antier", que acá efectrivamente es de uso común todavía.
    Me es muy agradable hablar del tema.

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  5. ... se fue una "h" de más en iberoamericanos ... va gratis.

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