jueves, 16 de septiembre de 2010

Final de una historia que había quedado trunca, V

A fin de cuentas decidimos preguntarle a Teódulo Piedra, quien en su vida ocupó varios puestos en diferentes comisariados de bienes comunales del Mezquite, en qué terminó la invasión de tierras que hemos narrado en las anteriores cuatro o cinco publicaciones. Esto es lo que nos dijo:
“Bueno, esa vez el Mezquite alcanzó varios triunfos. Todos sabíamos que no podíamos ceder y nos negamos a salir de los terrenos afirmando que solamente los dejaríamos hasta que la negociación terminara con la firma del propio gobernador de Hidalgo. Los habitantes del Mezquite también sabíamos que no debíamos pelear con armas contra los ñahñúhs de Xagahó, por más que fueran del PRI; al fin de cuentas eran campesinos jodidos, como nosotros. Fuimos los del Mezquite los que propusimos un arreglo, que sufrió muchas modificaciones durante las pláticas entre nosotros, los de Xagahó y gobierno. Finalmente se firmó el siguiente acuerdo: nosotros cederíamos la mitad de las 473 hectáreas al ejido de Xagahó. La delegación agraria prepararía el expediente de ampliación por 237 hectáreas al ejido de Xagahó y de dotación de otras 236 para el nuevo ejido del Mezquite, cuyos beneficiarios serían nuestros hijos sin tierras y con “sus derechos a salvo”. La resolución estatal firmada por el gobernador se publicó muy aprisa, tanta que nunca lo creímos antes de que sucediera. Se ejecutó también luego luego. Los comuneros y los nuevos ejidatarios del Mezquite, por ceder la mitad de las hectáreas que teníamos en posesión pública y pacífica desde hacía cinco años, pedimos a cambio obras de riego para beneficio de los terrenos comunales. Sabíamos que el delegado de Recursos Hidráulicos en el estado quería hacer esa ampliación desde hacía tiempo, pero nunca le habían asignado presupuesto. La propuesta de “cambiar” 237 hectáreas por mil ochocientas hectáreas con nuevo riego se aprobó así también rápidamente. Esos nuevos canales llevaron las aguas negras del Distrito Federal a nuestros bienes comunales y a muchas otras hectáreas vecinas en un poco menos de dos años. Por último, y fue la parte de la negociación que más nos costó, haciendo “la llorona” también obtuvimos al acuerdo de que se pavimentarían los tres kilómetros de brecha que unen nuestra comunidad con la carretera Ixmiquilpan-Cardonal. Esta obra tardó más de dos años en realizarse, pero también la conseguimos tras perseguir tercamente su realización. El Mezquite obtuvo otro triunfo no material, pero muy valioso para nosotros: los ejidatarios de Xagahó, tas haber visto durante todas las negociaciones el apoyo decidido que nos dio nuestro partido y comparar con el apoyo que el PRI y la CNC les negaron, abandonaron su militancia oficialista. Al principio solamente los dirigentes y poco a poco la gran mayoría de ejidatarios y sus familias se fuero afiliando a nuestro partido socialista, aunque yo no sé hasta qué punto hicieron suyos los principios ideológicos del partido que a nosotros nos enseñó tanto.”

2 comentarios:

  1. Perdón por el retraso en leerlo pues he estado de viaje.

    Un final, este de la ocupación de las tierras, muy de conciencia de clase: 'Los habitantes del Mezquite también sabíamos que no debíamos pelear con armas contra los ñahñúhs de Xagahó, por más que fueran del PRI; al fin de cuentas eran campesinos jodidos, como nosotros'.

    Bien. Así pueden arreglarse las cosas siendo hermanos o camaradas.

    Senocri, el africano

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  2. tercos.
    nadie sobrevive en esas tierras si no es, ante todo, muy terco. y tantos siglos además. ¿cómo son ahora?

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