jueves, 9 de septiembre de 2010

Nosotros (el día de hoy)

La verdad es que estamos desconcertados. Nosotros. Los que en una forma u otra estamos narrando sucesos aparentemente desconectados en este medio electrónico, con esta herramienta que para todos los que participamos en ella es nueva. Los jóvenes la llaman “blog” y la manejan con soltura, pero todos nosotros somos viejos, algunos mucho, tanto que ya hemos muerto pero, tercos, seguimos escribiendo.
A lo que narramos queremos darle un claro hilo conductor, una base común que los una. A pesar de nuestro deseo a veces solamente nos queda entre las manos una serie de anécdotas sin relación y hasta contradictorias. Eso es lo que nos ha sucedido últimamente: hace casi tres meses, el 24 de junio pasado, Felipe Gómez nos aseguró que nos narraría derrotas. Nos lo dijo tras una breve argumentación (que puede leerse aquí) y ocho días después nos empezó a narrar lo que según él son fracasos. Inició la anécdota de un campesino migrante, que llegó a Monterrey, se convirtió en subempleado, pero no olvidó sus aspiraciones agrarias. La primera parte la narró Felipe (está aquí) y luego alguien, creemos que el Profe, narró otra parte (que se encuentra acá); luego se perdió el hilo de esa narración y alguno de nosotros nos trajo a la memoria una conversación entre Jacinto Arriaga y Manuel Gómez, este último hermano menor de Felipe. En ese encuentro ellos hacen alusión a la conquista de su ejido, victoria sin duda, y empiezan a platicar sobre la necesidad de organizarse en torno a la venta colectiva de ixtle de lechuguilla (ver aquí) pero dejan inconclusas las acciones posteriores, si es que las hubo.
Ya extraviados en el dédalo de recuerdos entreverados por el azar, alguien nos habla de dos derrotas electorales con avances en la organización partidaria y luego aparece (narrada aquí) la tristeza de Hilario Zapata tras una dolorosa derrota solo esbozada; descalabro doloroso como pocos, pero del que casi nada sabemos y al que se alude sin continuación visible.
Y de pronto regresamos a luchas que se anuncian triunfadoras, sin previo aviso de cambio, pero cuya solución no vemos por ningún lado. De ahí nuestro desconcierto: cuatro partes narradas a lo largo de un mes y todavía no vemos claro hacia dónde apunta la conclusión de los sucesos.
Empezamos a sentir, los múltiples narradores que aquí participamos, que el “blog” no es un instrumento idóneo para dar unidad a lo que pretendemos contar como un todo sistémico a pesar de la diversidad de los episodios que tiene.
Trataremos sin embargo de concluir dentro de ocho días la historia narradoaen las últimas cuatro semanas, aunque no logremos hacerlo con elegancia. Después intentaremos recuperar un hilo conductor ¡Musas literarias, échenos una mano!

1 comentario:

  1. Anónimo9/9/10, 5:53

    Un texto que resume con claridad meridiana lo que uno siente cuando lee todos y cada uno de los textos que, también hay que decirlo, están narrados magníficamente. Pero que le queda a uno eso: una desmembración de historias, unos personajes cortados en su camino de vida.

    Fdo:

    Senocri, el Africano

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