jueves, 9 de junio de 2011

Josefina Atilano y sus amigos, I

Antecentes de Josefina Atilano, aquí.
La calurosa noche de Guadalajara hace sudar a Josefina Atilano que no puede conciliar el sueño recordando la sarta de pendejadas que le escuchó a su amiga Lucía Cepeda, con la cual la une una extraña amistad, a ratos incomprensible para ella misma que basa su interpretación de la realidad en las teorías marxistas, en tanto las opiniones de Lucía son una mezcla de los supuestos juicios objetivos de los intelectuales, críticos y pensadores ilustrados de la televisión nacional y de las teorías sociales católicas hipotéticamente de izquierda. Su diálogo de sobremesa después de una cena informal salpicada de bromas y comentarios chuscos de todo tipo, tocó temas muy diversos: literatura, cine, habladurías y cotilleos sobre los famosos del deporte y de los espectáculos y estuvo a punto de convertirse en acalorada discusión, cosa que les sucede a menudo, cuando empezaron los comentarios de índole política. Las dos mujeres saben que el tema socio político y los referentes a economía es mejor que los eviten para no arriesgarse a un pleito o a disgustos soterrados que empañen su vieja amistad, pero como siempre, sus largas conversaciones en sus esporádicos encuentros llegan inopinadamente al tema y brotan los desacuerdos. En la sobremesa de hace apenas unas horas Lucía soltó, a raíz de un tema que Josefina ya no recuerda, la siguiente afirmación: “Ningún gobierno cambia, y menos cae, a causa de un movimiento popular auténtico. A las marchas y manifestaciones masivas ya nadie les hace caso. En Estados Unidos, los que protestan frente al Capitolio, la Casa Blanca o los diversos tribunales, se pasean con sus pancartas sin que ni siquiera las lea el público cercano”. Josefina reviró al bote pronto: “¡Qué bárbara! Ya chocheas o tienes un ataque de alzheimer. La historias está llena de lo contrario que afirmas. Podrás discutir si los logros fueron positivos o negativos, si el momento fue el adecuado, si se actuó con mesura o los hechos revistieron violencia innecesaria o hasta brutalidad, pero nadie niega, por ejemplo, que a Porfirio Díaz lo derribó del poder dictatorial que acumuló en México la movilización popular que apenas surgía en todo el territorio nacional y tres o cuatro años después, esa movilización ya crecida volvió a arrebatarle el poder a Victoriano Huerta, a pesar de que éste contaba con toda la fuerza del ejército porfirista que se mantenía intacto y bajo su mando y tenía el apoyo absoluto de los gringos. Y más acá, en una sola noche y con un cacerolazo frente a la Casa Rosada los argentinos corrieron a Fernando de la Rúa y su famoso corralito y …”. Josefina pensaba continuar con las movilizaciones recientes del norte de África y España, pero hábilmente Lucía cedió y logró encaminar la conversación a temas intrascendentes. Ahora Josefina, dando vueltas en su cama de esposa divorciada, no puede conciliar el sueño y está triste. Su patria necesita una movilización que detenga el desvergonzado saqueo que padece el país y por ningún lado se ve por dónde puede brotar la chispa que incendie la pradera. “Nos hace falta – piensa Josefina – un loco que cite a la rebelión en día y hora determinados como lo hizo alguien en 1910”. La noche es cerrada y Josefina no puede dormir.

2 comentarios:

  1. es que lucía dijo "a causa de un movimiento popular auténtico" y luego se fue a las formas. creo. mejor te lo explico en otro lado. o más bien, mejor formulo mi pregunta en otro lado, para que tu seas el que me explique.

    mucho, mucho.

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  2. "Josefina pensaba continuar con las movilizaciones recientes del norte de África y España..."
    ¡La influencia que está generando la 'indignación' de España en el mundo!
    Pues que sea para bien.

    Senocri

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