jueves, 2 de junio de 2011

Lucio, el tzeltal, en Estados Unidos

Han pasado más de cuatro años desde que Lucio le rompió la nariz al alemán. En aquél entonces atravesó México y pasó ilegalmente a los Estados Unidos. A Ralf seguramente ya no se le nota el golpe. El tzeltal no sabe bien cómo le llegan estos periódico a las manos; el que tiene hoy es de hace una semana. Siempre se ha preguntado cómo en los Estados Unidos aparecen tantos diarios de México. El que más le gusta es un tabloide, pero no La Prensa ni los que tratan deportes. En éste que lee se habla de “los Caracoles”. ¡Cómo le gustaría vivir en uno de ellos!
El sol, a lo lejos, parece a punto de tocar con su orilla inferior los algodonales, que se pierden en lontananza. El astro tiñe levemente de rojo el periódico en manos de Lucio. El indígena se encuentra sentado en el borde de una camioneta picop. Terminó la jornada y regresa de aventón en el vehículo de un técnico, que paró a tomar unas muestras del algodón sembrado en Texas.
Como a kilómetro y medio está el galpón donde duerme, junto con otros ilegales. En estos años ha cambiado seis veces de trabajo: ante los primeros asomos de prepotencia ha preferido marcharse a romper otra nariz o hacer algo peor. En dos ocasiones lo andaba atrapando la migra, pero su astucia y decisión lo hicieron huir a tiempo. Ya sabe inglés, hablarlo y leerlo. En un libro que le prestó otro mojado supo sobre los comandantes Bruslí y Míster, del ejército zapatista. No compartió la opinión de amigos en el sentido que esos seudónimos eran, al menos, ridículos. Extraña sus montañas, que las prefiere mil veces a estas llanuras con una línea horizontal allá lejos.
– Let’s go home – dice de pronto el técnico, subiendo a la cabina de la camioneta último modelo.
“A casa” piensa Lucio y se le humedecen los ojos. “Ya tengo suficientes dólares ahorrados. Tal vez los zapatistas me acepten en sus filas, aunque sepan que debo una vida. Seguro no querrán que me ponga como seudónimo Schwarzenegger, pero tal vez sí Arnoldo ¿Por qué no?”
Siente que la camioneta se pone en movimiento y tiene que detenerse para no caer hacia atrás. Al reiniciar la marcha reflexiona: “tal vez sea tiempo de abandonar mi séptimo trabajo en los Estados Unidos”.
***
Pero Lucio no regresó entonces a México. Se quedó otros ocho o diez años más. Fue hasta ahora, cuando ya nadie habla en los periódicos del EZLN ni del tal “encapuchado”, el “sup” Marcos, cuando se le ha ocurrido regresar a México. Los tzeltales u otros mayas del sureste que eventualmente encuentra en Estados Unidos le aseguran que las bases de apoyo zapatistas todavía existen, que ellos las han oído mentar allá en su tierra, pero él no ha podido hablar con ninguno que las haya conocido directamente y menos que haya vivido en algún municipio autónomo. Ahora es cuando se pregunta qué pasa en su patria.
Hemos podido convencer a Lucio que se quede un tiempo con nosotros por acá, en el centro del país, que ya habrá tiempo para que vaya al sureste. Necesitamos los ojos de alguien que haya estado lejos de México algunos años para que nos ayude a entenderlo mejor. Le insistimos que escriba lo que ve, pero dice que no, que sabe leer y lee mucho, que aprendió el inglés, que era la cuarta lengua que aprendía y ya no le costó tanto trabajo, que por su buena pronunciación encontraba trabajo fácilmente con los gringos en lugares con pocos ilegales y que por eso nunca lo encontró la migra, pero que de escribir nunca escribe, que no pasa de los pocos correos electrónicos que a veces le ha escrito al Profe, pero que sí, que nos contará como ve a ese México del que se alejó muchos años, que a ver si nos sirve de algo.

2 comentarios:

  1. me gustan mucho los hombres que inventas. como Lucio. o como aquel que se llevó una ollita con forma de mono. en verdad me gustan.

    ResponderEliminar
  2. "Necesitamos los ojos de alguien que haya estado lejos de México algunos años para que nos ayude a entenderlo mejor", se lee en el relato. Y eso necesito yo, después de estar prendido de este movimiento de los 'indignados' de mi país volver a bañarme de otras realidades para comprender que lo que llaman en Twitter #spanishrevolution es solo en realidad una triquiñuela de viento, de momento.
    Pero por algo se empieza. Ya empiezan los poderes fácticos a ponerse nerviosos.
    Luego, decirte camarada, que cada vez me gustan mas tus escritos. Porque parecen ciertos, vividos.
    Animo y a seguir escribiendo.

    Fdo: Senocri

    ResponderEliminar