jueves, 6 de octubre de 2011

Sueños, pesadillas o delirios

La frontera norte de la patria es un muro tras el cual asechan policías que atrapan y regresan al sur, vejados o al menos despreciados, a todo compatriota que descubren, pero miran a otro lado cuando pasan los grandes cargamentos de droga y protegen a los empresarios gringos que venden armamento a los empresarios que les proveen de drogas diversas de importación, a los cuales hacen perseguir de este lado por el ejército y la marina mexicana para que sigan comprándoles las armas con las cuales sostienen una supuesta guerra que no es sino lucha intestina entre sectores criminales, uno que detenta ilegítimamente el poder político del que se apoderó tras robar unas elecciones y otros que comercian ilegalmente porque los propios gringos decretaron ilegal tal comercio para aumentar su margen de ganancia, mientras, en la frontera sur, y en muchos de los caminos que llevan hacia el norte, sobre todo el marcado por las vías férreas, las bandas criminales asaltan para despojar de sus escasas pertenencias a los cetroamericanos, hermanos nuestros en pobreza y menosprecios recibidos, que viajan hacia el norte en busca de trabajo, en tanto una población en apariencia apática no encuentra las vías para manifestar su indignación pues la banda criminal que detenta el poder político las ha cerrado desde hace mucho, pero como dijo alguien cuando todo indicaba que el mundo era plano e inmóvil: “... y sin embargo se mueve”, el paso al norte de compatriotas y centroamericanos no se detiene, y se preparan bailes y festejos deportivos como Hidalgo y sus amigos preparaban obras de teatro y ni ellos sabían que antes de unos pocos días estarían encabezando un ejército de miles de campesinos e indígenas que días antes se comportaban en apariencia como esclavos sumisos y que trocaron azada por una loza y una antorcha para quemar las puertas del símbolo de su esclavitud y pasar sobre las cenizas del obstáculo removido a una vida más libre y soberana y apenas cien años después, movidos por la demanda “sufragio efectivo, no reelección”, la cambiaron por el grito “tierra y libertad” que aun resuena en el profundo sur de la patria, en territorios liberados que sabiamente sus hacedores han ocultado para asegurar su permanencia, como han asegurado la permanencia de su lengua y cultura por más de quinientos años, bajo el asedio de todos los que han pretendido integrarlos a la explotación y el desprecio que en esos mismos quinientos años han crecido hasta presentar el panorama que en estas pesadillas nos despierta asustados, para encontrar el mismo sueño que pretendimos abandonar al despertarnos.

1 comentario:

  1. "los cetroamericanos, hermanos nuestros en pobreza y menosprecios recibidos, que viajan hacia el norte en busca de trabajo"

    Eso podemos decir aquí, por ejemplo, de los marroquies. Que son despreciados tras de venir en pateras y con riesgo de muerte.

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