jueves, 17 de septiembre de 2009

Cuaderno de notas de un diputado IV (de IV), julio 1985

"Cuando vi el trabajo que tendríamos que hacer pensé en un día muy largo. Tendríamos que sumar los votos de nueve partidos en más de trescientas casillas. Se acordó que el primer escrutador dictara los resultados de un partido de todas las acta y el otro llenara los concentrados. Me propuse y fui aceptado para ir haciendo al mismo tiempo las sumas en una calculadora eléctrica.
Los datos de la primera suma los anoté con cuidado. Al obtener el resultado me llamó la atención que nadie solicitara revisar la suma. Entonces se me ocurrió: podría aumentar votos a mi partido y los empecé a cambiar, aumentándolos, con algún temor: el escrutador decía ochenta y cuatro y yo anotaba en la sumadora 284, sin importarme lo que estaba en el concentrado. Poco a poco, fui aumentado cada vez más votos. Con ese método no iba a completar los nueve mil ; de hacerlo la trampa sería evidente y tuve miedo que por ambicioso me descubrieran.
Como a la una y media, cansados y hambrientos, el presidente del comité distrital me pidió que saliera con él de la oficina. Ya en la calle me dijo:
-Señor diputado, me hablaron de parte del gobernador del estado. Me dicen que tuvo un acuerdo con el presidente de su partido y debemos aumentarle en el estado veinticinco mil votos. En los otros seis distritos es difícil alterar resultados y me pidieron que sondeara si aquí pudiéramos hacerlo. Ya hablé con los funcionarios y con el comisionado del PRI y sólo falta que usted esté de acuerdo.
-Claro, podemos hacerlo sin dificultad-contesté sin dudarlo ni un segundo.
Se le iluminó el rostro y me explicó que no me preocupara, que ya tenían todo listo, que dentro de una media hora se podrían firmar las actas.
Los resultados hasta ese momento daban una clara victoria al PRI, con más de 40,000 votos; el PAN no llegaba a mil, el PPS no pasaba de 200 y el PARM no tenía ni cien. El PSUM alcanzó 896 votos. Eso según las operaciones que en esos caso no tenían alteraciones. Mi partido, con las sumas amañadas, había alcanzado 5,437 votos.
Después del arreglo acordado las actas daban más de 60,000 votos al PRI y nosotros teníamos 30,437. Los demás partidos tenían lo sumado previamente. A las 2:45 de la tarde la documentación estuvo lista. La firmamos y se comunicó el resultado por teléfono a la Comisión Federal Electoral.
Nos despedimos como buenos amigos
--¡Hasta las próximas elecciones!"

Aquí terminamos nuestra lectura, incrédulos, pero alguno de nosotros recordó haber oído que ese 14 de julio, en la Secretaría de Gobernación, en el salón que ocupaba la Comisión Federal Electoral, a la 2:45 de la tarde -sorpresivamente y muy temprano para unas elecciones "tan vigiladas"- se recibió el resultado del primero de los trescientos distritos del país y se levantó una tormenta en el seno de la Comisión: uno de los partidos nuevos, que hacía poco habían obtenido su registro, tenía más del 30 % de los votos emitidos en un distrito. Al representante nacional de ese partido le costó mucho dar una explicación coherente y aunque lo logró nadie le creyó. Sin embargo no hubo la mínima posibilidad de demostrar irregularidades. Se aceptó como bueno lo increíble.

1 comentario: