jueves, 3 de septiembre de 2009

Felipe Gómez I, entre el 19 y el 21 de junio de 1914. En las inmediaciones de la ciudad de Zacatecas.

Estás tocando una guitarra mal afinada. Cantas en voz muy baja un corrido de los tantos de moda. Nos parece que de pronto tus sueños regresan al pasado.
Nos atrevemos a preguntarte:
-¿En qué piensas? ¿qué recuerdos te sacuden que callas y esbozas una sonrisa nostálgica?
-Este pirul moribundo se parace tanto a los de mi tierra-nos contestas un poco distraído- con mucha sed y con hojas polvosas, pero dándome una sombra pa'taparme el sol.
Hace días no nos escuchabas. Poco a poco has aprendido a platicar con nosotros. Empezaste a oírnos sin entender nada. Ahora ya nos platicas con soltura. Al principio no sabías cómo, pero mientras más cerca está tu hora conversas con más facilidad.
-Sí, ya sabemos que vienes de Tamaulipas; que allá tallabas lechuguilla para sobrevivir ¿Por qué y cómo has llegado hasta acá?
-Un día supimos en Jaumave de Lucio Blanco. Alguien nos contó, a la luz de una fogata que ardía frente a la iglesia, que el general derrotó a los pelones de Huerta y se hizo con Matamoros. A los pocos días, de puro gusto, se apropió de la hacienda de "Los Borregos", pero no para él. La repartió entre algunos de sus soldados y muchos campesinos. Yo alueguito pensé en La Maroma, que nos queda ahí, a tiro de piedra. Ese viejo Alcántara ya nos tiene hasta los huevos. Pero también me dí cuenta que no había con quién quitarle sus tierras. Me robé un caballo y me fui a buscar a Lucio. Está bien, no digan nada, no me fui solo, tenía miedo. Al final nos fuimos cuatro, casi todos con los mismos años. "Unos críos", decía mi mamá.

2 comentarios:

  1. TE SUPLICO TERMINES LAS HISTORIA ME DEJAS PICADO

    ResponderEliminar
  2. esta serie me gusta especialmente. la de Felipe gómez, quiero decir. esta llena de sensaciones.

    ResponderEliminar