jueves, 5 de noviembre de 2009

El camino hacia el grupo de los verdes I, Monclova Coahuila ( julio o agosto de 1978 )

-Hey, tú. Dame tres periódicos ... ¿Cuánto es?
-Son nueve pesos.
-Están baratos. Siéntate. Échate una cerveza ... mesero: otra ronda igual y lo que te pida el que acaba de llegar.
-Y hora ¿qué te pasa? Andas muy disparador.
-Tsch, ¡oh!, me pagaron mis hora extras. Hay lana.
-Este cabrón se quedó el lunes turno y medio más. Está bien loco. Si no te cuidas al rato te va a pasar un accidente.
-El cabrón del Mollejas quería que me quedara todo el turno, pero ya no aguantaba, aunque en el anterior me eché una pestañita.
-¿Tú crees? Se subió a la grúa y se escondió detrás de mi asiento; se durmió como hora y media ¡Menos mal que no subió el supervisor!
-¿Y quién es el supervisor de ese turno? No me vas a decir que también es el Mollejas.
-El otro día contaste por qué le dicen Mollejas, pero ya no me acuerdo.
-Le decimos Mollejas desde el día que se tragó tantas que se enfermó. El supervisor del turno anterior es el tal Claudio, del que platicamos la otra vez. Es cabrón el vato.
-Pero ésperate. Que hable aquí el que acaba de llegar ¿De dónde sacas estos periódicos?
-Los mandan desde México. Son del partido donde milito. Voy por ellos cada quince días a Saltillo.
-¿En qué departamento trabajas? Nunca te he visto en la planta.
-¿Qué es eso de departamento? No, no trabajo en Altos Hornos. Soy militante de tiempo competo en mi partido.
-A ver, a ver, a ver. Departamentos hablamos de Altos Hornos: laminado en frío o en caliente, BOF, mantenimiento, el que sea.
-Espérate, güey, si no trabaja en Altos Hornos eso no importa ¿Cómo que eres militante de tiempo completo en un partido?
-¡Cómo los delegados sindicales! Pendejo.
- No, espérense. Hace dos años empezamos a construir el partido en Nuevo León. Yo llegué aqui hace un mes.
-Y ¿qué pinche partidito es ese? ¿Es éste que aparece en el encabezado del periódico? Yo nunca lo he oído nombrar.
-Ya bájenle, pa'qué chingaos hablamos de política ¡Ya tómenle! ¡Salud!

Así siguió la plática entre los cinco obreros de Altos Hornos y el Profe, invitado por uno de ellos. Estuvieron tomando por más de una hora y media. A pesar de dos que no querían hablar mucho de política, los problemas sindicales, salariales y de seguridad en el trabajo abundaron durante ese tiempo. El Profe intentó interesar a algunos en la organización partidaria, pero en esa hora y media de conversación únicamente sacó en claro un nombre: Fernando Cublero, grillo de todas las batallas. Viéndolo a él se podría poner en contacto con todos los grupos que luchaban dentro de Altos Hornos, según le dijeron. Ni de lejos sopechó el Profe esa tarde que el tal Fernando Cublero era un oreja de Gobernación, o lo que es lo mismo, la policía política de aquel entonces.

2 comentarios:

  1. "Ni de lejos sopechó el Profe esa tarde que el tal Fernando Cublero era un oreja de Gobernación, o lo que es lo mismo, la policía política de aquel entonces."

    Esto de los chivatos universal y que hay que cuidarse de llos tanto en dictadura como en democracia. En democracia más.

    Saludos de Senocri, el africano

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  2. Cublero? te cae que se llamaba Cublero? no, verdad... te lo inventaste? me encanta! soy tu fan (pero ya lo sabes) y harto harto harto.

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