jueves, 7 de enero de 2010

El camino hacia el grupo de los verdes III, Monclova Coahuila (entre fines de julio y fines de septiembre de 1978)

Fue tu primera reunión con un grupo de obreros experimentados en lucha sindical. Fernando Cublero te dio la dirección de Juan Manuel López Alarcón, obrero de tercera generación, de unos cincuenta años y el más influyente del grupo. Aunque no ocupó ningún cargo en la planilla que los verdes presentaron en las elecciones más recientes, él era quien en realidad los dirigía.
La reunión fue en su hogar. Te sorprendió la casa de Juan Manuel. Grande, mucho más antigua, sólida y bien distribuida que las del INFONAVIT que conociste en Monterrey. Buen mobiliario, limpia, bien ordenada, para ti una casa típica de clase media. Meses después aprendiste que muchos obreros tenían casas como la de López Alarcón y comprendiste lo que hacía poco te había dicho un dirigente de tu partido: “Proletarizar a los campesinos es lograr que mejoren su nivel de vida”.
Asistieron a esa primera reunión doce obreros. Oyeron respetuosamente tu invitación a formar un partido político nuevo, con base primordialmente obrera, pero notaste que no les interesaba ese asunto. Su interés evidentemente era la lucha sindical, en el seno de Altos Hornos Planta I y como miembros de la sección 147 del SNTMMSRM.
Por suerte tu partido te había dotado de buenas armas para el trabajo político y cambiando estrategia les dijiste:
–El partido es una herramienta para que ustedes puedan dar su lucha en mejores condiciones.
Aún ahora suponemos que esa frase fue la que logró que algunos de los presentes decidieran empezar a trabajar contigo, pues comprendieron que la brega sindical gana cuando se convierte en contienda popular o se cobija con ella.
Todavía tuviste tres o cuatro reuniones más en casa de Juan Manuel, que poco a poco fue perdiendo interés en su relación contigo. Cuando las reuniones se movieron a la excantina del centro, sin muebles –ni una sola silla–, con un piso todavía con capas petrificadas de lodo, López Alarcón sólo fue una vez y no regresó a ninguna otra reunión. Pero seis de los que habían sido de su grupo decidieron continuar su lucha sindical haciendo un volante periódico –inicialmente se pensó semanal– que tú empezaste a imprimir en Saltillo y a repartir, en octubre, en la puerta uno de Altos Hornos de México, S.A.

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